Hoy, 10 de mayo de 2013 el
destino hizo una cabriola inesperada y me puso a muchos kilómetros de donde
hubiera querido estar, en el lanzamiento y ceremonia de bautismo del libro
Mordiéndome los labios caminando ando, del Presidente de la Asociación de
Escritores de la Provincia de Ocaña y el sur del Cesar, poeta Jorge Humberto
Serna Páez, a quien me unen afectos cimentados por más de medio siglo de
andares y desandares y, lazos familiares que parten desde los bisabuelos
comunes y porque dos primas hermanas, para nosotros santas, fueron nuestras
madres Ana Páez de Serna y Oliva García Páez de Pacheco.
En la niñez de mis recuerdos
conservo la figura joven y fresca de Ana en nuestra casa y en su casa de
Villanueva, que era como una casa de chocolate, llena de arifuques,
alfondoques, arrancamuelas, golosinas encantadas para los golosos pegotes de la
mitad del siglo XX. Allí estaban mis primos Huberty y Jorge con quienes
cabalgábamos por su huerta sobre sueños de palo y que reencontré en los inicios
del 70 como leyendas contestatarias contra los abusos al pueblo y los gobiernos
corruptos. Cabe aquí resaltar que siempre nos unificó, nos identificó el afán
de levantar la voz ante la
injusticia social y con las
riendas sueltas hacia el mismo objetivo, el corcel de palo nos condujo por
caminos diversos a veces distantes y aparentemente opuestos y hubo gente
entonces, que trató de separarnos con vocablos retardatarios y sofismas
ideológicos, que no lograron su fin y que al contrario, hicieron más sólido el
abrazo, más fuerte el respeto y más sincera la amistad. Huberty y Jorge con
Trashumantes y El Paredón, me acompañaron en el movimiento de vanguardia,
intelectual y artístico del año 71 para remover la cultura monacal imperante, y
nos tomamos las calles, los atrios, los parques y la Escuela de Bellas Artes
con el Grupo Escénico de Ocaña GEO, conformado entre muchos otros por Luis
Eduardo Páez García, Elio Mendoza Lemus, Miguel Hernando Pacheco, Fernando
Torrado de la Rosa, Hubert Borja, Nancy Quintero, Esther Naranjo, Ligia Rojas,
Magaly y Fariel Sanjuán, Abraham Numa, Sonia Picón, Fito Gómez, Niumer Pérez,
Nhora Páez, Miuriel Amores, Jimmy Numa, Eduardo Chalela, Carlos Ramírez,
Hildebrando Vélez y otros personajes a quienes la cultura ocañera debe el salto
del arcaísmo a la modernidad.
Muchos años después la
intolerancia de fuerzas oscuras nos
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HORIZONTES CULTURALES
arrebató a Huberty de la vida
y de los sueños.
Jorge Serna Páez es una figura
necesaria en el paisaje cotidiano de Ocaña, del paisaje cultural, porque la
poesía lo tomó de la mano desde muy temprano y no lo soltó nunca más ni lo
soltará jamás, afortunadamente aceptó el reto que el destino y los escritores
de Ocaña le encomendamos, resucitar de entre el polvo del olvido a los
escritores muertos en vida de la provincia, asesinadas sus obras por la
indiferencia y hoy es nuestro presidente. Este Patton intelectual, y me
perdonan la anécdota, en sus épocas de prefecto de disciplina y de rectoría del
Caro y del Carlos Hernández Yaruro, fue apodado Patton por su figura fuerte, de
nórdico vikingo, los estudiantes aterrados lo comparaban con el General Súper
Duck, George Smith Patton, el general americano más temido por los alemanes
durante la segunda guerra mundial.
Jorge siempre infundió respeto
por la dedicación y seriedad con que ejerció su profesión de maestro por muchos
lustros. Enseñando, formando, transformando, convirtiendo en cristal la masilla
pura de nuestras juventudes. Jorge es un líder innato, entrenado en el debate y
en defender posiciones y es también un poeta cuyo ser se estremece y se
conmueve con una metáfora, con una sinécdoque, con un verso.
He leído, saboreado sus poemas
con fruición y, quiero invitar a todos para que también se endulcen con las
golosinas de su inspiración, a compartirlas, como en
nuestra niñez compartimos los
arifuques, los arrancamuelas y los alfondoques en la antigua casa de la mágica
Villanueva.
El poeta Jorge Humberto Serna
Páez, durante su intervención en La Playa de Belén – Caravana de la